La Autoridad Portuaria apuesta por el crecimiento de cruceros de lujo y la sostenibilidad sin reducir escalas
La Autoridad Portuaria de Málaga no prevé reducir el número de cruceros que puedan llegar diariamente a las instalaciones, según ha asegurado su presidente, Carlos Rubio, durante la feria de cruceros 'Seatrade Cruise Med'.
Ha asegurado que una medida de este tipo no es necesaria en Málaga, dado que la concentración de cuatro cruceros o más únicamente se produce muy pocos días, cinco, seis o siete al año, por lo que considera que "no es un problema".
Rubio ha destacado la tendencia en los últimos años de un porcentaje mayor en la llegada de pasajeros de cruceros 'prémium' o de lujo con respecto al total y que trabajan en esa línea como prioridad junto a que Málaga sea puerto base de cruceros, al generar mayor gasto por pasajero por sus estancias en hoteles y comidas.
El puerto malagueño prevé mantenerse este año en torno a 500.000 pasajeros de cruceros y 300 escalas y que 2025 será un año importante por el incremento en las cifras, según este responsable, que precisa que la capacidad de las tres terminales para estos buques permiten hasta un millón de pasajeros.
Por su parte, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha resaltado la apuesta por consolidar los cruceros 'prémium' y de julio, que ya suponen un 35 %, y por crecer en calidad y no tanto en calidad, tras admitir que cuando llegan 4 o 5 cruceros "se nota en la ciudad".
También ha abogado por conseguir un 'puerto verde', sostenible, para que cuando lleguen los buques no contaminen por haberse conectarse a la red eléctrica, para lo que debe conseguirse que la compañía eléctrica de la zona proporcione la potencia necesaria.
De la Torre ha explicado que se encuentra bien de salud tras la lipotimia que sufrió recientemente en Santander, durante el transcurso de unas jornadas tecnológicas, en las que asistió a un acto largo y con bastante calor, situación que considera que pudo causar lo ocurrido, además de no haberse hidratado mucho durante el día.
Un médico que estaba en el lugar le recomendó que acudiera a un hospital para someterse a unos análisis, que no revelaron nada importante, por lo que continuó con su agenda: al día siguiente en San Sebastián para visitar unas residencias de ingenieros y científicos y de nuevo a Santander a un encuentro sobre puertos y ciudades.
También ha confesado que no había tomado vacaciones, lo que también pudo influir en lo sucedido.