Cuando los pájaros carpinteros picotean la madera, lo hacen con fuerza: con cada picoteo, el pájaro sufre una fuerza de 1.200 a 1.400 g. En comparación, una pequeña fuerza de 60-100 g puede provocar una conmoción cerebral en humanos. El hecho de que un pájaro carpintero pueda sufrir 14 veces más sin lastimarse ha llevado a los fabricantes de cascos a modelar sus diseños alrededor de los cráneos de estas aves. Sin embargo, un nuevo estudio en 'PLoS ONE' complica esta historia al mostrar que los cerebros de pájaro carpintero contienen acumulaciones de una proteína asociada con daño cerebral en humanos.
"Ha habido todo tipo de avances tecnológicos y de seguridad en los equipos deportivos basados ??en las adaptaciones anatómicas y la biofísica del pájaro carpintero, suponiendo que no se lesiona el cerebro por picotear. Lo extraño es que nadie ha mirado el cerebro de un pájaro carpintero para ver si hay algún daño", relata uno de los autores de esta investigación, Peter Cummings, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, en Estados Unidos.
Para encontrar la respuesta a esta pregunta, los investigadores utilizaron cerebros de aves de las colecciones del 'Field Museum' y el 'Harvard Museum of Natural History', en Estados Unidos, y los examinaron para determinar la acumulación de una proteína específica, llamada tau.
"Las células básicas del cerebro son las neuronas, que son los cuerpos celulares y los axones, que son como líneas telefónicas que se comunican entre las neuronas. La proteína tau se envuelve alrededor de las líneas telefónicas, les da protección y estabilidad y les permite seguir siendo flexible", explica el autor principal George Farah, que trabajó en el estudio como estudiante de posgrado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, Estados Unidos.
Con moderación, las proteínas tau pueden ser útiles para estabilizar las células cerebrales, pero una acumulación excesiva de tau puede alterar la comunicación de una neurona a otra. "Cuando el cerebro está dañado, Tau recoge e interrumpe la función nerviosa: la función cognitiva, emocional y motriz puede verse comprometida", afirma Cummings.
Dado que el tau excesivo puede ser un signo de daño cerebral en humanos, Farah y su equipo decidieron examinar el cerebro de los pájaros carpinteros en cuanto a la acumulación de tau. El 'Field Museum' y el museo de Harvard prestaron a los investigadores especímenes de aves guardadas en alcohol: el carpintero peludo para los datos experimentales y el mirlo de alas rojas no propenso a lesiones en la cabeza como control.
Entonces, los investigadores extrajeron los cerebros de las aves. "Los cerebros en sí estaban bien conservados, tenían una textura casi como de plastilina", describe Farah. Y tomaron láminas increíblemente finas, menos de un quinto del grosor de una hoja de papel, las cuales se tiñeron con iones de plata para resaltar las proteínas tau presentes.
LA ACUMULACIÓN DE LA PROTEÍNA TAU PODRÍA SER PROTECTORA EN ESTAS AVES
El resultado fue que los cerebros de los pájaros carpinteros tenían mucha más acumulación de proteína tau que los cerebros de los mirlos; pero, aunque la acumulación excesiva de tau puede ser un signo de daño cerebral en humanos, los científicos observan que podría no ser así en los pájaros carpinteros. "No podemos decir que estos pájaros carpinteros definitivamente sufrieron lesiones cerebrales, pero hay un tau extra en el cerebro del pájaro carpintero, que investigaciones previas descubrieron que es indicativo de una lesión cerebral", señala Farah.
"Los pájaros carpinteros más antiguos datan de hace 25 millones de años; estas aves han existido durante mucho tiempo --apunta Cummings--. Si el picoteo causara lesión cerebral, ¿por qué seguiríamos viendo este comportamiento? ¿Por qué se detendrían las adaptaciones evolutivas en el cerebro? Existe la posibilidad de que la tau en pájaros carpinteros sea una adaptación protectora y tal vez no patológica en absoluto".
Entonces, los pájaros carpinteros muestran signos de lo que parece ser daño cerebral en humanos, pero podría no ser algo malo. De cualquier manera, los científicos creen que los resultados del estudio podrían ayudarnos a los humanos. Por ejemplo, el conocimiento sobre los cerebros de los pájaros carpinteros podría ayudar a que los equipos de fútbol sean más seguros para los niños, dice Cummings.
Por otro lado, señala: "Si la acumulación tau es una adaptación protectora, ¿hay algo que podamos adoptar para ayudar a los humanos con enfermedades neurodegenerativas? La puerta está abierta para descubrir qué está pasando y cómo podemos aplicar esto a los humanos".
Farah explica que el estudio se basó en gran medida en las colecciones de los museos de las que provenían los cerebros de las aves. "Los museos son puertas de entrada al pasado y una fuente de innovación --afirma--. El papel de los museos en este proyecto fue inmenso; no podríamos haber hecho nuestro estudio con un solo pájaro carpintero".