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La ONU ve probable el envío de una fuerza de paz a Malí

"Todo indica que este es el camino hacia el que nos dirigimos y estamos preparados para ello", ha dicho Ladsous, en alusión a Malí

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El jefe de Operaciones de Pacificación de Naciones Unidas, Hervé Ladsous, ha considerado que cada vez es más probable que el Consejo de Seguridad autorice el envío de una fuerza de paz a Malí, al tiempo que ha descartado que vaya a ocurrir en el caso sirio.

   "Todo indica que este es el camino hacia el que nos dirigimos y estamos preparados para ello", ha dicho Ladsous, en alusión a Malí, en la rueda de prensa que ha celebrado este miércoles en la sede de la organización internacional, en Nueva York.

   Si bien, ha explicado que "los 'cascos azules' no podrán estar en Malí sin el consentimiento expreso de su Gobierno". "Para cualquier operación de pacificación necesitamos la solicitud expresa del país de acogida, ya estamos trabajando en ello", ha añadido.


   Interrogado sobre la configuración de la fuerza de paz, Ladsous ha apuntado que "la lógica de la situación hará que se dé prioridad a un contingente de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) que ya esté en el terreno", aunque no ha descartado que "otros países decidan unirse".
CRISIS POLÍTICA

   La crisis política en Malí se desató el pasado mes de marzo, cuando un nutrido grupo de militares descontentos por la falta de recursos suministrados por el Gobierno para combatir al MLNA en el norte dio un golpe de Estado.

   Aprovechando el caos institucional, los rebeldes tuareg se hicieron con el control de las tres regiones que forman el Azawad --Tombuctú, Kidal y Gao-- y proclamaron unilateralmente su independencia, aunque este movimiento no contó con el reconocimiento de la comunidad internacional.

   Sin embargo, los grupos islamistas presentes en el norte de Malí --Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), el Movimiento para la Unidad de la Yihad en África Occidental (MUYAO) y Ansar Dine, que posteriormente se ha escindido--, rápidamente expulsaron al MNLA del Azawad, donde, desde entonces, imponen la 'sharia'.

   En este contexto, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas autorizó en diciembre la creación de la AFISMA, una fuerza internacional dotada con unos 3.000 efectivos que se desplegará el próximo mes de septiembre para ayudar a las tropas malienses a expulsar a los grupos islamistas.

   No obstante, debido a las dificultades logísticas, Francia, a petición del Gobierno de Malí, tomó la iniciativa el pasado 11 de enero, iniciando la intervención militar en el país africano. En total, ha desplegado unos 4.000 efectivos.

   Desde entonces, a las tropas francesas se han sumado las de la Misión Internacional de Apoyo a Malí (MISMA) --principalmente de los países de la CEDEAO--, que alcanzará los 8.000 efectivos.

   Las tropas francesas y malienses han llevado a cabo operativos aéreos y terrestres para proteger Bamako y recuperar las ciudades de Konna, Diabaly, Gao, Tombuctú y Kidal siendo estas tres últimas las conquistas más importantes.
'NO' A SIRIA

   En cambio, ha aclarado que en el caso de Siria, en estos momentos no es posible enviar una fuerza de paz "a la luz del excesivo nivel de violencia" que hay en el país árabe, según ha informado la organización internacional en un comunicado.

   No obstante, ha señalado que la ONU debe considerar "la posibilidad de que en ciertos escenarios será llamada a ayudar en la estabilización del país y en el proceso político, lo que se podría hacer para dar seguridad a los grupos que se sienten amenazados".

   A este respecto, ha matizado que los desafíos a largo plazo solamente pueden abordarse en el marco de un proceso político auspiciado por el enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe a Siria, Lajdar Brahimi.

   La guerra siria ha alcanzado sus máximas cotas de violencia en las últimas semanas, debido a los numerosos atentados terroristas cometidos en las principales ciudades --como Damasco y Aleppo-- y a la ofensiva rebelde sobre la capital.

   Naciones Unidas calcula que desde marzo de 2011, cuando comenzó el levantamiento popular contra el Gobierno de Bashar al Assad, unas 60.000 personas han muerto a causa de los combates entre las fuerzas gubernamentales y rebeldes.

   El Gobierno atribuye gran parte de las víctimas a los grupos terroristas que actúan en el país árabe --según ha denunciado insistentemente-- con la financiación y el apoyo material de Arabia Saudí, Qatar y Turquía, entre otros.

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