Al menos 22 personas han fallecido este viernes en Irak a consecuencia de cuatro atentados en varios puntos del país, según han informado fuentes médicas y de seguridad del país árabe.
En el más sangriento de ellos, en la provincia de Anbar (oeste), al menos diez personas han muerto por la explosión de dos bombas que estaban situadas en el interior del coche de un alto oficial de la Policía iraquí.
El oficial de Policía falleció por la primera bomba, mientras que la segunda, que estalló cinco minutos más tarde, alcanzó a los policías y transeúntes que se aproximaron a los restos del coche.
"Estábamos de guardia en un puesto de control cercano cuando el coche explotó. Corrimos a ver lo que sucedía, pero antes de llegar, el coche explotó de nuevo", ha asegurado a Reuters un policía que presenció la escena.
En un segundo incidente, al menos cinco personas han fallecido tras un doble atentado en el interior de un campo de fútbol vecinal en la localidad de Madaen, ubicada 30 kilómetros al suroeste de Bagdad. En la capital, tres personas han muerto a causa de la explosión de una bomba cerca de una panadería.
Por último, al menos cuatro personas han fallecido a causa de un atentado suicida ejecutado contra un funeral que estaba siendo celebrado en la localidad de Dujail, de mayoría chií.
Cerca de 2.000 personas han muerto desde abril, cuando comenzó una ola de atentados con bomba y ataques contra mezquitas y barrios chiíes y suníes en Bagdad y otras ciudades del país.
Los responsables de seguridad han responsabilizado a la rama iraquí de la organización terrorista Al Qaeda y a otros grupos insurgentes suníes de la mayoría de los ataques, que consideran que buscan provocar una guerra sectaria entre la minoría chií del país y la mayoría suní.
En los últimos meses, el Gobierno iraquí ha visto con creciente preocupación la expansión del conflicto en Siria a través de la frontera con varios enfrentamientos armados, así como el refuerzo del Estado Islámico de Irak, la rama de Al Qaeda en el país.
