La ex primera dama de Costa Marfil Simone Gbagbo ha sido condenada a 20 años de cárcel por su implicación en los episodios de violencia postelectoral que en 2010 y 2011 causaron 3.000 muertos y cientos de miles de desplazados, informaron hoy medios locales.
El tribunal marfileño, que emitió el veredicto por "unanimidad", encontró a Gbagbo culpable de "atentar contra la seguridad del Estado, participar en un movimiento de insurrección y perturbar el orden público", anunció el juez Tahirou Demeblé tras nueve horas de deliberación.
La pena es el doble de lo que inicialmente había pedido la Fiscalía, lo que ha provocado una alud de críticas por parte de los abogados defensores de la ex primera dama, que ya han anunciado que presentarán un recurso de casación contra la sentencia.
"Me avergüenzo de la justicia marfileña", lamentó ante la prensa Rodrigue Dadjé, uno de los abogados de Gbagbo, nada más conocerse la sentencia y denunció que se trata de "una decisión puramente política" contra la ex primera dama.
Por su parte, el presidente del entonces partido gobernante Frente Popular Marfileño (FPI, en francés), Pascal Affi N'Guessan, ha sido condenado a 18 meses de cárcel, mientras que el hijo del expresidente Laurent Gbagbo, Michel, ha sido condenado a cinco años.
La violencia postelectoral de 2010 y 2011 causó 3.000 muertos y cientos de miles de desplazados después de que Laurent Gbagbo se negara a aceptar la victoria del principal candidato de la oposición y actual presidente, Alassane Ouattara, que contaba con el apoyo de la comunidad internacional.
La justifica marfileña decidió juzgar a Simone Gbagbo y a otros 80 altos cargos del régimen de Laurent Gbagbo por atentado contra la seguridad del estado, intento de golpe de estado, rebelión, tribalismo y xenofobia, entre otros.
El expresidente Gbagbo permanece encarcelado desde 2012 en La Haya a la espera de ser juzgado por "crímenes contra la humanidad" por la Corte Penal Internacional (CPI).
Las autoridades marfileñas se han negado a entregar a la CPI a Simone Gbagbo alegando que es preferible que comparezca ante un tribunal de su propio país.