El Gobierno de centro derecha islandés ha retirado formalmente su candidatura para ingresar en la Unión Europea (UE), informó hoy el ministro de Asuntos Exteriores, Gunnar Bragi Sveinsson, en un comunicado.
La decisión ha sido transmitida a las instituciones comunitarias mediante a una carta dirigida a la Comisión Europea (CE) y también personalmente, en un encuentro mantenido entre Sveinsson y su colega letón, Edgars Rinkevics, país que detenta la presidenta de turno de la UE.
El Gobierno conservador islandés adoptó esa medida en el Consejo de Ministros celebrado el martes, pero hoy lo oficializó ante las instituciones europeas.
Pese a esa decisión, Sveinsson transmitió a su colega letón el interés de su Ejecutivo por mantener las intensas relaciones y la cooperación entre su país y la UE, al tiempo que le solicitó que iniciara los trámites convenientes para dar terminado el proceso de integración.
Islandia solicitó formalmente su ingreso en la UE a Bruselas en 2009, un año después de la grave crisis que colocó al país al borde del colapso y aún bajo una coalición de Gobierno socialdemócrata-verde.
En los años siguientes el proceso se vio dificultado por disensos persistentes, especialmente en materia de pesca y agricultura.
La situación se agravó en 2013, en que las negociaciones entraron en punto muerto, y, unos meses después, con la llegada al poder del actual Gobierno conservador, liderado por el primer ministro Sigmundur David Gunnlaugsson, quedaron prácticamente congeladas.
El actual Ejecutivo considera que puede defender mejor los intereses de su país sin formar parte de la UE, según destaca el comunicado de Exteriores.
La decisión islandesa se daba por segura desde que a mediados de febrero la coalición de Gunnlaugsson aprobó una moción parlamentaria a favor de la retirada de su candidatura.
En esa moción no sólo se planteó esa renuncia, sino que se estipuló que no se presentará una nueva candidatura si no es tras la convocatoria de un referéndum que así lo avale.
Las negociaciones quedaron, de facto, en suspenso desde enero de 2013, cuando se habían abierto 27 de los 33 capítulos de las conversaciones, pero no los puntos más conflictivos: pesca y agricultura.
Tras el triunfo electoral de los conservadores, de signo euroescépticos y contrario al ingreso en la UE, se prolongó el parón de forma indefinida.
El estallido de la crisis que colocó a Islandia al borde del colapso, en octubre de 2008, había disparado un ambiente favorable a la UE, situación que decidió entonces al Gobierno roji-verde a pedir el ingreso y abrir las negociaciones.
Pero el conflicto con varios países de la UE por las indemnizaciones a los ahorradores extranjeros por la quiebra del banco Icesave, las disputas por las cuotas de caballa y la crisis del euro hicieron renacer el euroescepticismo en Islandia.
Según recientes sondeos, la mayoría de los islandeses es ahora claramente contraria al ingreso en la Unión Europea.
Con alrededor de 300.000 habitantes, Islandia forma parte del Espacio Único Europeo desde 1993 y está incluida en el convenio de Schengen.