El primer ministro griego, Alexis Tsipras, emplazó hoy a los refugiados a dejar que el Gobierno los traslade del campamento fronterizo de Idomeni a los centros de acogida organizados y subrayó que la frontera "está cerrada" y no hay posibilidad de que reabra.
"Hacemos un llamamiento a los refugiados que están en Idomeni para que dejen de insistir en permanecer en esa zona. Quiero decir a esta gente que las fronteras no cerraron por casualidad, y que no hay posibilidad de que los que cortaron esta ruta la vayan a reabrir", dijo Tsipras en una conferencia de prensa con el presidente armenio, Serzh Sargsián, actualmente de visita oficial a Atenas.
Tsipras hizo estas declaraciones después de que alrededor de un millar de migrantes y refugiados abandonaran ayer el campamento de Idomeni y cruzaran la frontera hacia la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) por un río.
Mientras tanto, los refugiados han sido devueltos a Grecia, mientras los periodistas y voluntarios que los siguieron en su ruta, entre ellos varios españoles, fueron expulsados previo pago de una multa de 250 euros.
"Ayer hubo un acontecimiento inadmisible. Esta gente que desde hace días vive en condiciones miserables fue víctima de una desinformación por parte de personas que se hacen llamar voluntarias", señaló Tsipras en alusión al folleto repartido en el campamento que provocó el éxodo.
Ese folleto, escrito en árabe, contenía un pequeño mapa dibujado con la descripción del punto en que termina la valla erigida por el ejército militar, y donde el cauce de un río forma la línea limítrofe.
Además, se decía que la frontera no reabriría y que las autoridades griegas tenían previsto desalojar el campamento, detener a las personas que se encuentran allí y devolverlas en autocares a Turquía.
"El Gobierno trabaja duro para crear el máximo número posible de instalaciones para la acogida de refugiados. Hagan una comparación entre lo que hizo Grecia y lo que no hicieron los demás países de Europa", recalcó Tsipras en su llamamiento.
Subrayó que Grecia no quiso construir instalaciones de acogida cerca de la frontera, para no transformar la crisis de refugiados en una crisis diplomática.
Con ello el primer ministro aludió a acusaciones desde Skopje, según las cuales, el éxodo masivo estuvo orquestado desde Grecia.
Tsipras apeló a las ONG y a ACNUR a estar muy atentos a este tipo de campañas de desinformación que, recalcó, "deben acabar".