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Rota

Las ‘Lolita’ alzan la bandera arcoíris en una Rota que impulsa “el motor del cambio”

Las madrinas de la fiesta fueron reconocidas por su historia de superación en la Plaza de la Merced, donde Rota celebraba el Día Mundial del Orgullo LGTBIQ+

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Mucho ha cambiado nuestra sociedad en cuanto a conceptos como el respeto, la tolerancia y la igualdad. Las experiencias de vida que cuentan aquellos que vivieron una época de represión, en la que la que las libertades permanecían atadas en corto con cadenas, alientan a continuar dando pasos hacia adelante con firmeza en el camino porque el progreso es evidente, aunque debe continuar. Allá por mediados de la década de los noventa, Lola y Valle decidieron emprender su primera aventura juntas como hosteleras para abrir ‘Lolita’ y, con ello, un espacio pionero en el que los miembros del colectivo LGTBIQ+ encontraron un lugar que les acogió con los brazos abiertos, mientras debían soportar todo tipo de ofensas y menosprecios en la calle. Ellas también sufrieron mucho la discriminación, pues, además de ser mujeres, eran lesbianas. Aun así, nunca dieron un paso atrás. Siempre alzaron la cabeza con valentía para expresar libremente su derecho a amar. Hoy, en el acto celebrado en la Plaza de la Merced con motivo del Día Mundial del Orgullo LGTBIQ+, las nombradas madrinas no fueron capaces de ocultar su inmensa felicidad al ver la bandera LGTBIQ+ ondear en el cielo de una Rota libre, inclusiva y plural mientras la izaban con ilusión. Ahora más que nunca, aunque lo cierto es que siempre lo ha sido. Quizás por la influencia de la Base Naval de Rota que, desde su implantación en los años cincuenta, transformó la sociedad por completo introduciendo ciudadanos procedentes de la otra punta del mundo con los que los vecinos roteños tuvieron que aprender a convivir. De hecho, un colectivo LGTBIQ+ de la Base Naval estuvo presente acompañando en este acto celebrado en la Plaza de la Merced.

Lo es más aún desde 2015, cuando desde la localidad se decidió realzar este día de celebración por primera vez porque, como explicó el delegado de diversidad Pablo Gómez a través de su discurso, “la lucha todavía es necesaria”. Queda mucho camino por delante como parte de esta batalla, que no deben afrontar en soledad las personas que sufren las consecuencias de tener que hacer frente a una sociedad aún llena de complejos, sino toda la ciudadanía, en nombre del respeto, la tolerancia y la igualdad. Incluidos los políticos, aquellos que ostentan el poder de poder decidir en cierta medida sobre la vida de estas personas, a los que también se refirió el delegado como personas que desempeñan una función importante con vistas a un cambio futuro. Medidas, protocolos de actuación ante situaciones de discriminación, además de una mayor implicación, fueron algunas de las herramientas hacia la búsqueda de un concepto más real de libertad mencionadas por Emilio Campos en su intervención, el que actualmente es presidente de ROMA, una asociación referente de la defensa de los derechos de las personas del colectivo LGTBIQ+ a nivel local.

Herramientas a las que Javier Ruiz Arana, alcalde de Rota, añadió otra más que demuestra que, pese a que la implicación política es fundamental, de nada sirve si cada uno no pone de su parte para erradicar de una vez por todas la lacra de la desigualdad: a través de la educación, para construir una nueva realidad en el que las nuevas generaciones crezcan en los valores del respeto y la equidad, sin rechazar cualquier forma del amor, porque “el amor es el motor del cambio y del progreso, y nos conecta más allá de las diferencias”, aseguró el alcalde roteño antes de cerrar un acto de celebración en el que, al menos durante el tiempo que duró, todos los presentes fueron honestos consigo mismos. Pudieron liberarse de las cárceles en las que viven diariamente en su interior por miedo a las represalias de un entorno aún marcado por la barbarie y el desprecio. Pudieron no solo sentirse libres, sino serlo de verdad.

 

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