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Rota

La inesperada lluvia sorprendió al Nazareno frustrando su larga penitencia

A pesar de las previsiones positivas, las lluvias hicieron aparición desde las tres de la mañana en intervalos, obligando a la Hermandad a regresar a su templo a las cinco de la madrugada

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  • Jesús Nazareno, Señor de Rota. -

Poco más de dos horas en la calle estuvo la Hermandad del Nazareno. El viento fue un mal amigo que adelantó las lluvias previstas para entrado el Viernes, apareciendo de forma intermitente desde la salida a las dos de la madrugada de esta Hermandad, para volver a aparecer sobre las tres y media de la mañana, y de nuevo a las cuatro con cierta fuerza. Aunque parecían nubes pasajeras, descargaban una cantidad de agua nada despreciable en pocos minutos, y la Hermandad decidía, no sin pesar, regresar a su templo para evitar males mayores. Ya tuvieron suficientes malas experiencias el pasado año a causa de las lluvias.

Para esta Hermandad, la que realiza la estación de penitencia más larga, es complicado tomar decisiones teniendo en cuenta esta premisa. Si hay previsiones de lluvia, es más que posible que a lo largo de la noche de penitencia les pueda sorprender en algún momento. Pero de ninguna forma esperaban que sucediese como sucedió, frustrando una vez más su salida procesional.

Anoche, Rota tenía ganas de Nazareno. Miles de personas salieron a la calle de madrugada para esperar a esta Hermandad, que tenía prevista su salida a las dos de la madrugada desde la Iglesia Mayor de la O. Roteños y roteñas estaban deseosos de acompañar al Señor de Rota y a la Amargura, y de pasar la noche entera arropándoles por las calles de la Villa. Ya a las puertas de la O, algunas gotas de lluvia sorprendían a los presentes. El viento hizo acto de presencia haciendo algo incómoda la espera en la plaza Bartolomé Pérez, pero todo parecía ser un fenómeno pasajero. Las previsiones eran favorables, y nadie dudaba de que la Hermandad sí podría este año regalar con su presencia al pueblo.

La salida se produjo con normalidad: primero la Amargura, cargada por 30 costaleros entregados, dirigidos sabiamente por Juan Luis Gutiérrez. El toque de las trompetas que anuncian a Jesús en su camino al Gólgota, una añeja tradición roteña, puso los vellos de punta a los presentes. La magia estaba en marcha.

A continuación veíamos salir a San Juan Evangelista, portado por otra treintena de hermanos cargadores, la cantera de la Hermandad. Estos jóvenes, vestidos de verde, estrenaban como capataz a José Manuel Lluelma Álvarez, que dejó su impronta con su forma firme y cariñosa de dirigir a sus compañeros. Por último, y con un suspiro colectivo que se contenía, aparecía por las puertas de la O Jesús Nazareno, Señor de Rota, portado por 26 hermanos cargadores, con Diego Mateos Laynez como capataz. Al ritmo sincopado de las cajas chinas, y meciéndose como entre un mar de gente, el Nazareno entró lentamente en la plaza para despertar la emoción de su pueblo, que le esperaba. 

Todo parecía presagiar una noche mágica, y la Hermandad, con sus alrededor de 800 hermanos penitentes, se dirigía a plaza de España para el tradicional Sermón de Pasión. Pero las lluvias hicieron su primera aparición, y aunque la Hermandad esperaba que fuese una sombra pasajera, la realidad se impuso, y sobre las cinco de la mañana tomaban camino de vuelta hacia su templo. Fue la decisión más sabia, a pesar del dolor de los roteños y de los hermanos.

Un año más, la madrugada del Viernes se ha quedado huérfana sin su Señor de Rota. Esperemos que el año que viene la lluvia no vuelva a empañar el trabajo de esta Hermandad tan querida por todos los vecinos.

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