Tarde de Amor y Esperanza. De solemnidad y fervor popular. De recogimiento y emociones contenidas. Tras un esplendoroso Domingo de Ramos, llegaba el turno del Cristo del Amor y de la dolorosa de verdes ojos, la Esperanza del Calvario, que ayer se adueñaron de las calles de la localidad en su salida procesional del Lunes Santo.
Temperaturas envidiables y un cielo despejado acompañaban, tal y como ya lo hicieron durante el Domingo de Ramos, a los numerosos fieles que se agolpaban en las inmediaciones de la Iglesia del Carmen aguardando la salida de su Hermandad. Esa que, pese a tratarse de la más joven entre las existentes en Rota, ha sabido con creces inundar de fe los corazones de numerosos roteños, especialmente de los vecinos en las inmediaciones de la calle Calvario y el Molino, profundamente vinculados a ella.
Tras un cortejo de penitentes de blancas túnicas y capas y antifaz marrón carmelita, el crucificado del Amor, obra de Pinto Berraquero, salía a la calle minutos después de las siete y media de la tarde. Y lo hacía bajo un monte de mil quinientos tallos de iris moradas y portado por 24 hermanos cargadores, dirigidos por Diego Mateos Laynez.
Rictus serio y mudo semblante el de unos cargadores que, entregados a su fe, hacían caminar al Cristo del Amor a través de la calle Calvario mientras Ella, la Virgen de la Esperanza enfilaba la puerta de la Iglesia del Carmen. Verdes ojos y morado manto los de esta magnífica imagen del imaginero roteño Miguel Ángel Caballero, que salió a hombros de 45 Hermanas cargadoras para iniciar también su peregrinar por las calles de la localidad. Instantes previos, el niño Joselito, cuya madre es cargadora de la Esperenza, protagonizaba un emotivo instante al ser el encargado de tocar el llamador para dar inicio a la procesión.
Cerraba el cortejo, por tercer año consecutivo, la Asociación Cultural Musical 'San José Artesano' de San Fernando quien, con sus interpretaciones musicales, aportó más majestuosidad aún si cabe a un Lunes Santo para el recuerdo.
