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San Fernando

Ser barrendero en La Isla ya no es exclusivo del hombre

Seis mujeres han encontrado trabajo gracias al Plan de Limpieza Extraordinaria que ha puesto en marcha Urbaser. Susana, Carmen y Milagros son tres de ellas

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  • Tres de las nuevas barrenderas -
  • Todas ellas son de familias en riesgo de exclusión social.
  • La contratación les ha supuesto un verdadero alivio económico.

El Plan Integral de Aseo Urbano o Extraordinario de Limpieza que ha puesto en marcha esta misma semana la empresa concesionaria del servicio de limpieza (Urbaser) ha traído consigo por primera vez la contratación de seis mujeres para ejercer las labores de barrenderas, territorio que hasta ahora era copado por hombres. Suana Carrasco, Carmen Benítez y Milagros Benítez han sido tres de las elegidas para dicho cometido, donde además de aprender una profesión van a poder llevar un sueldo a casa que les viene como auténtica agua de mayo al pertenecer a familias en riesgo de exclusión social. Cada una de ellas ha contado a este medio como ésta viviendo la experiencia.

"Es la primera vez que me han asegurado en toda mi vida", señala Milagros Benítez.

Susana Carrasco es una de esas seis mujeres que se ha visto beneficiada con el PIAU y reconoce que durante los dos próximos meses vivirá algo más relajada. “Para nosotros ha supuesto una satisfacción después de no tener absolutamente nada”.

Casada y con dos hijos, actualmente vive de alquiler y llevaba sin encontrar trabajo desde el año 2011. “Las ayudas en casa cada vez son más escasas y es cierto que gracias a este contrato la verdad es que vamos a encontrar un alivio para afrontar el día a día en nuestra familia”.

Además, resaltaba el paso dado adelante por parte de la empresa concesionaria de contratar a mujeres por primera vez para el servicio de limpieza en la ciudad. “Es muy importante lo que ha hecho Urbaser de abrir este mercado laboral a nosotras las mujeres. Además de aprender una profesión que nos va a valer a buen seguro para el futuro, quien sabe si esto tiene continuidad y después de estos contratos pasamos a formar parte de la plantilla de la empresa”.

Es la primera vez que Susana Carrasco se ve beneficiada con una contratación por parte del Ayuntamiento a través de la bolsa que tiene la Delegación de Servicios Sociales para personas que se encuentran en situación de riesgo social.

Carmen Benítez

Ataviada con su ropa de barrendera y escoba en vano se dispone a baldear una de las plazas ubicada en el barrio de La  Casería. Apenas cuatro días de trabajo, pero la sonrisa no hay quien se la quite desde que pasó las distintas entrevistas de trabajo previas y que finalmente terminaron con su contratación durante los dos próximos meses, aunque está convencida de que con su buen hacer renovará hasta el máximo de seis y, luego, quién sabe...

Se trata de Carmen Benítez para quien este trabajo, como ella misma dice, “me ha venido realmente como agua de mayo para mi y mi familia, y más en la época del año en la que nos encontramos. Tengo dos hijos y todo ingreso que entre en casa para nosotros es una auténtica alegría”.

No es la primera vez que Carmen se beneficia de este tipo de contrataciones, puesto que anteriormente formó parte de la cuadrilla de pintoras que repasó todos y cada unos de los rincones de la ciudad, aunque eso sí, se muestra muy orgullosa “porque somos las primeras mujeres barrenderas de La Isla, algo que es un auténtico honor para mi y para las otras cinco compañeras que hemos firmado este contrato. Lo ideal sería que se prolongara por cuatro meses más y agotásemos hasta los seis”.

Milagros Benítez

Milagros Benítez es otra de las seis mujeres que están formando parte de la cuadrilla que está desarrollando este plan integral de limpieza por toda la ciudad pero, en su caso, la situación es más satisfactoria si cabe puesto que “es la primera vez que tengo un contrato de trabajo en mi vida y he de agradecérselo a Urbaser por haberse acordado de nosotras”.

También casada y con dos hijos a su cargo, la contratación le va venido como un halo de esperanza, básicamente porque, como ella misma reconoce, “actualmente ni yo ni mi pareja estábamos percibiendo ayudas de ningún tipo, las habíamos agotado todas y ahora estos dos meses por lo menos vamos a poder respirar un poco”.

Para Milagros además el desarrollo de su labor de barrendera le va a suponer una experiencia de “vida”, puesto que “además de aprender un oficio que me puede venir muy bien, también estoy conociendo a muchos compañeros y compañeras. Por fin es la primera vez en mi vida que estoy asegurada y para mi eso me ha producido una satisfacción que no sabría ni tan siquiera como describirla”.

Son tres mujeres a las que durante los dos próximos meses va a ser difícil que la sonrisa se les borre de la cara gracias a las contrataciones con el PIAU.

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