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Contramano: Sevilla en la COP26

La Unión Europea divulga en Glasgow el Proceso Sevilla de elaboración de las normas que se aplican a 52.000 industrias del continente

Publicado: 08/11/2021 ·
23:23
· Actualizado: 08/11/2021 · 23:23
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  • El comisario Johannes Hahn y la vicepresidenta Nadia Calviño, tras visitar el JRC en Cartuja. -
  • El Centro Común de Investigación europeo tiene una de sus sedes en la isla de la Cartuja desde hace 20 años

La celebración en Glasgow (Escocia) de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26) entre el 1 y el 12 de noviembre de 2021 ha motivado la divulgación por parte de la Unión Europea de un vídeo en dos versiones (dos y un minuto, aproximadamente) titulado ‘The Sevilla Process. Science at the heart of the Green Transition’ (Proceso Sevilla. La ciencia en el corazón de la transición verde), que ha llevado el nombre de la capital de Andalucía a la cumbre mundial con presencia de los principales líderes del planeta y servido para publicitar la labor que realiza el Centro Común de Investigación europeo (CCI, o JRC por sus siglas en inglés, de Joint Research Center), una de cuyas sedes (que si no es ya la principal existe la voluntad política de que lo sea) se encuentra en nuestra ciudad, concretamente en la isla de la Cartuja.

El Centro Común de Investigación  es, tras la reorganización acometida en 2006, una Dirección General de la Comisión Europea, cuya misión, según su propia declaración de principios, consiste en “proporcionar soporte científico y técnico personalizado para la concepción, desarrollo, implementación y seguimiento de las políticas de la Unión Europea.

Como un servicio de la Comisión Europea, el CCI/JRC funciona como un centro de referencia de ciencia y tecnología para la Unión. Próximo a los procesos de tomas de decisiones políticas, sirve al interés común de los estados miembros, manteniéndose independiente del interés partidista, ya sea privado o nacional”.


El método

Para reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera, el agua y el suelo, la UE revisa y actualiza periódicamente las normas medioambientales que se aplican en más de 52.000 instalaciones agroindustriales. Los científicos europeos, los expertos de los Estados miembros, la industria, las organizaciones no gubernamentales y los servicios de la Comisión Europea debaten conjuntamente sobre las medidas a adoptar en el curso del tiempo y conforme a los nuevos conocimientos adquiridos.

Este enfoque, calificado como “participativo, riguroso y transparente”, se conoce internacionalmente como Proceso Sevilla, en honor a una de las ciudades-sede del Centro Común de Investigación, donde se ha desarrollado e implementado.

La Oficina Europea de Prevención y Control Integrado de la Contaminación ha liderado y coordinado este proceso (procedimiento más bien) durante los últimos veinte años desde el Centro Común de Investigación.

Según la UE, se ha demostrado que este método posibilita el consenso en la legislación para los sectores de mayor impacto ambiental, ya que las decisiones se toman a partir de información y datos científicos y tecnoeconómicos, con la participación de todos los actores relevantes. Ello ayuda a la implementación eficiente de la Directiva sobre Emisiones Industriales en la Unión Europea.

Para cada sector, un grupo de trabajo específico actualiza las normas existentes después de un examen detallado de todos los hechos y datos relacionados con el uso de los últimos procesos y tecnologías de vanguardia.

Se trata de un intercambio de información amplio, inclusivo y transparente entre las partes interesadas para definir nuevas y mejores técnicas disponibles y debatir sobre su inclusión en los documentos de referencia.

Finalmente, los Gobiernos de los Estados miembros votan sobre estas conclusiones, que se convertirán en legislación medioambiental tras su adopción formal por la Unión Europea.

Presencia el Glasgow

La cumbre sobre el cambio climático en Glasgow ha servido para mucho más que para publicitar el denominado Proceso Sevilla de  elaboración de las normas medioambientales en los veintisiete países que componen actualmente la UE, ya que el “sevillano” Centro Común de Investigación ha participado en once eventos paralelos y presentado nuevas herramientas e informes, incluido el dedicado al Panorama mundial de la energía y clima 2021, el cual versa sobre una amplia gama de cambios climáticos.

Los españoles estamos conociendo la evolución de la erupción volcánica de Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma, y sus coladas de lava gracias a Copernicus, denominación que recibe el Servicio de Gestión de Emergencias de la UE, el cual utiliza imágenes de satélite y otros datos geoespaciales para proporcionar un servicio de cartografía gratuito en caso de desastres naturales, situaciones de emergencia provocadas por el ser humano y crisis humanitarias en todo el mundo.

Pues bien, el Centro Común de Investigación, con una de sus sedes en Sevilla, ha organizado en la cumbre climática de Glasgow el evento ‘Adaptación climática habilitada a través de los servicios de Copernicus y cooperación internacional’, en el que ha mostrado cómo el Servicio de Gestión de Emergencias proporciona, bajo demanda, detalles de desastres naturales inducidos por el cambio climático en cualquier lugar del planeta.

Asimismo, ha presentado, entre otras, una nueva herramienta científica, el ‘Explorador de indicadores y cuadro de indicadores compuestos’, sobre los objetivos de desarrollo sostenible; ha demostrado en la ciudad escocesa cómo la energía solar fotovoltaica podría convertirse en la principal fuente energética del planeta; mediante la ‘Capa Global de Asentamientos Humanos’ ha evaluado la presencia humana en la Tierra; en el evento titulado ‘Conectando los puntos…’ ha hecho una evaluación actualizada de los compromisos de política climática global y cómo el mundo puede acercarse a los objetivos de temperatura marcados en el Acuerdo de París y establecido los importantes pasos todavía pendientes de adopción.

En el evento ‘Elementos básicos para la acción climática transformadora’  ha abordado el impacto potencial de los bonos verdes en las economías en desarrollo. También ha presentado las últimas estimaciones sobre los gases de efecto invernadero sectoriales dentro de ‘Opciones para una transición climáticamente neutra hacia sistemas alimentarios y ordenación forestal sostenibles’.

Y un largo etcétera.

Olas de calor

Recientemente, Espadas anunció un acuerdo con los americanos del Adrienn Arsht-Rockefeller Foundation Resilience Center para poner nombre desde Sevilla a las futuras olas de calor sin tener en cuenta que su evolución e impacto en el Producto Interior Bruto (PIB) de la UE también ha sido estudiado por el Centro Común de Investigación en su sede de la Cartuja.

El CCI/JRC ha determinado que el número de días con calor extremo se duplicó en Europa entre 1960 y 2017 y que por las proyecciones del cambio climático serán aún más frecuentes y de mayor duración. Calculó  que las olas de calor de los últimos años excepcionalmente calurosos, como 2003, 2010, 2015 y 2018, provocaron una pérdida anual del 0,3% al 0,5% del Producto interior bruto (PIB) europeo.

Esta cantidad supone de 1,5 a 2,5 veces más que la pérdida media del 0,2% del PIB debido al calor extremo en los años comprendidos entre 1981 y 2010.

El estudio augura que las pérdidas del PIB crecerán de manera constante durante los próximos 40 años en Europa. Se estima que los costos de las olas de calor aumentarán a un promedio anual esperado del 0,77% del PIB en 2035-2045; alrededor del 0,96% en 2045-2055, y superarán el 1,14% en la década de 2060.

Los países del sur de Europa sufrirían las mayores pérdidas económicas debido al calor excesivo. Chipre será el más afectado: sus pérdidas anuales podrían ascender al 3-3,5% del PIB del país para 2060.
Portugal, España y Croacia pasarán gradualmente de un rango de pérdidas anuales del 2% en 2040 a alrededor del 3% en 2060.

El Centro Común de Investigación tiene su sede en el Edificio Expo de la isla de la Cartuja, en el entorno de la torre Pelli y del monasterio de Santa María de las Cuevas. Allí trabajan del orden de 400 personas con un elevado nivel de formación, como científicos, ingenieros y economistas, procedentes de diversos países europeos.

Por la importancia de su labor, Bruselas ha decidido convertir su sede sevillana en permanente y en 2020 acordó con el Ayuntamiento construir un nuevo inmueble en una parcela de propiedad municipal situada entre el Edificio Expo y el Pabellón de la Navegación, la que ocupó el incendiado Pabellón de los Descubrimientos durante la Muestra Universal de 1992.

Tras ese acuerdo institucional, el Centro Común de Investigación anunció la convocatoria de un concurso internacional restringido de proyectos multidisciplinarios para el diseño de la nueva sede sevillana, avalado por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) y conforme al Reglamento de esta institución con la Unesco. Se seleccionarán quince candidatos y cada uno de ellos recibirá el pago de 10.000 euros por su diseño.

Esta iniciativa tiene como objetivo definir un proyecto que sea referente europeo en sostenibilidad, innovación y eficiencia, inspirado en los principios de la ‘Nueva Bauhaus europea’ y que ofrezca un ejemplo de encuentro entre el mundo de la ciencia y la tecnología con la cultura, acercando el Pacto Verde europeo a la vida de las ciudades y las personas.

El Centro Común de Investigación de la Unión Europea está proyectando desde hace más de veinte años el nombre de Sevilla en el mundo pero todavía sigue siendo un gran desconocido en la ciudad que lo alberga.

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