Resultaba extraño que el nuevo ayuntamiento sevillano no hubiera anunciado todavía algún nuevo descubrimiento en el Alcázar. El nuevo descubrimiento ya está aquí: la bodega de donde se surtieron de vino todas las dinastías de los reyes de España, incluido, claro está, el emperador Carlos ¿y qué de la cocina de la que salió el banquete de las bodas de Carlos V e Isabel de Portugal? Siempre nos preguntábamos dónde estarían las cocinas del Alcázar de Sevilla pero héte aquí que de repente aparece la bodega como por arte de birlibirloque. Y una pregunta nos lleva a otra ¿una bodega sin cocina? ¿Una cocina sin chimeneas? ¿Por dónde salían los humos? Si recordamos las hermosas chimeneas del palacio de Sintra, las espléndidas de la catedral de Pamplona o la no menos interesante del palacio episcopal de Córdoba, seguiremos preguntándonos por qué no las hubo en el gran palacio sevillano.
El nuevo descubrimiento nos muestra, pues, el vientre, las entrañas del Alcázar porque se trata nada menos del sótano que sirve de fundamento al conocido palacio mudéjar del rey don Pedro I. El nuevo descubrimiento arqueológico es muy interesante porque ha sido hecho sin excavar ¿en qué crónica o en qué documentos se fundamenta tal hallazgo? ¿Se le habría pasado por alto a don Juan de Mata Carriazo, el gran historiador de la boda del emperador Carlos en el Alcázar de Sevilla? Porque sabemos que el legado del Papa los desposó en la Sala de la Media Naranja, es decir, el Salón de Embajadores mientras que el banquete se celebraría en la llamada Sala de las Bóvedas o de las Fiestas, o sea, el palacio gótico, en recuerdo de la extraordinaria celebración de los esponsales.
Desde hace cincuenta años, el Alcázar de Sevilla ha estado regido y supervisado por un arquitecto que lo restauraba y cuidaba de su mantenimiento, imponiendo el lunes como día de descanso del monumento, reposo que perdió el palacio desde el día en que aquel sabio alarife presentó la dimisión. Ahora que no lo gobierna un arquitecto, por una parte, se pretende una excavación en los cimientos del palacio mudéjar para confirmar si anteriores estudios son correctos buscando más hornos califales, una torre árabe o una muralla romana o cualquier cosa que aparezca aunque también es posible que no aparezca nada. Por otra, se proyecta convertir dicho sótano en una sala donde exponer más de 400 piezas arqueológicas, fruto de anteriores excavaciones. Ante tales perspectivas nos preguntamos ¿es tan necesario hurgar en las entrañas del palacio, en otras palabras, en los cimientos del primer monumento civil de la arquitectura mudéjar en España, el más antiguo palacio medieval habitado del mundo a ver qué encontramos si existen ya datos de la excavación de 1999? ¿Están seguras ante los movimientos de tierras las estructuras superiores que se han mantenido inalterables durante siglos?¿Es un sótano el lugar más apropiado para una exposición museográfica o es la última ocurrencia que hemos tenido para presentar más de 400 piezas arqueológicas que no sabemos dónde colocar?