"Los objetos hablan" es el título de la exposición de pinturas y objetos del Museo del Prado que, inaugurada hoy en el Bellas Artes de Sevilla, donde estará hasta el 29 de enero, ofrece la posibilidad de adentrarse en el significado de las pinturas a través de los objetos que son retratados en ellas.
La muestra reúne medio centenar de cuadros, desde el siglo XVI hasta el XX -firmados por Velázquez, Goya, Ribera, Murillo, Zurbarán, Jiménez Aranda y Sorolla, entre otros-, y ocho objetos que se muestran en la última sala, como si hubieran surgido de los cuadros para ocupar las vitrinas como tales obras de arte.
Los objetos son un sombrero de los que llevaban los vigilantes del Museo del Prado hasta entrado el siglo XX, la escribanía de plata que adquirió José de Madrazo, como director del Prado y que fue utilizada por otros directores del museo, una paleta del pintor Eduardo Rosales, un colgante de plata del XIX, una medalla de plata del XVI con la imagen de Felipe II, un espejo y su marco coronado por águilas del XVIII, una armadura del XVI y un abanico.
El director del Prado, Miguel Zugaza, ha dicho en la presentación de la muestra que los cuadros pueden ser "objetos enigmáticos" si no se saben interpretar y que en este caso se propone que los objetos "ayuden a descifrarlos", a través de la iconografía que representan.
Zugaza ha definido "Los objetos hablan" como "un trozo del Prado" y ha explicado que supone "un corte transversal" por todas las colecciones del prado, ya que en los cuadros seleccionados están representadas múltiples escuelas, estilos, periodos y nacionalidades.
El comisario de la exposición, Fernando Pérez Suescun, por el carácter didáctico de la exposición, ha garantizado que es accesible y que "todo el mundo puede entenderla", y ha definido los objetos como "depósitos de la memoria" aludir a las indumentarias, joyas y los elementos que componen los distintos bodegones.
Las pinturas van desde un San Jerónimo del taller de Jan Massys, datado entre 1530-40, hasta un lienzo impresionista de Cecilio Pla de la segunda década del XX, y todas ellas ofrecen una visión sobre los objetos que acompañan a las personas retratadas, bien en escenas cotidianas o en momentos de especial significación, para los cuales eligieron acompañarse de esos objetos, precisamente para ser retratados.
Pérez Suescun ha destacado que se han incluido "obras semejantes con trescientos años de diferencia", del mismo modo que los mismos objetos con los que han sido representados distintos personajes pueden servir para vincularlos a familiares o amigos ausentes, como sucede con el camafeo que fue retratada la infanta Isabel Clara Eugenia.
Otros objetos resaltan la dignidad del retratado, como sucede en tantos retratos de monarcas españoles que lucen el Toisón de Oro; o indican profesiones o actividades, como el caso de los libros, las armas u otros adornos.
De este modo, los objetos ofrecen información sobre los personajes, sobre su época y sus costumbres, su contexto social, cultural y hasta geográfico y religioso.
Otros de los objetos plasmados poseen un significado oculto, que también la muestra pretende revelar.
La muestra se divide en cuatro apartados, "La clave está en el objeto", "Los objetos nos retratan" -la más amplia-, "El mensaje escondido" y "Coleccionismo", que se explica en el hecho de que algunos de los objetos de la exposición, como los sombreros de los vigilantes del Prado o la escribanía de Madrazo, con el paso del tiempo han pasado a formar parte de las colecciones artísticas.