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sociedad

Investigar siendo joven, una suerte que no todos tienen

Con 29 años, Marta Alonso dirige el proyecto de investigación sanitaria más ambicioso de Cantabria, pero es consciente de que ha tenido suerte

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  • La biotecnóloga, doctora en Fisiopatología y Farmacología por la Universidad de Salamanca y coordinadora del proyecto Cohorte Cantabria, Marta Alonso. -

Con 29 años, Marta Alonso dirige el proyecto de investigación sanitaria más ambicioso de Cantabria, pero es consciente de que ha tenido suerte porque, a pesar de que en España hay mucha gente muy buena y muy preparada, considera que su profesión está "infradotada y es precaria en muchas ocasiones".

Esta joven biotecnóloga, doctora en Fisiopatología y Farmacología por la Universidad de Salamanca y coordinadora del proyecto Cohorte Cantabria, asegura en una entrevista con Efe que la investigación es "una carrera de fondo con muchos obstáculos", a la que hay que dedicar "muchas horas y te puede absorber la vida" y que, además, entre proyecto y proyecto, te lleva al paro.

Cohorte es una iniciativa de investigación que está recogiendo datos clínicos, socioeconómicos, de hábitos de vida y de antecedentes familiares, así como muestras biológicas para 20 años de una muestra que quiere llegar a un 25 % de la población cántabra de 40 a 70 años.

De momento, el proyecto que dirige Marta Alonso en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla con su Instituto de Investigación, Idival, ha recogido datos de más de 15.000 voluntarios.

Con toda esa información se podrán hacer estudios para la identificación de nuevos biomarcadores, factores genéticos o ahondar en la fisiopatología de multitud de enfermedades.

El trabajo de la investigadora no ha pasado desapercibido y, hace poco más de un mes, recibió la beca "Stop Fuga de Cerebros", de Roche Farma, dotada con 60.000 euros para un periodo de 18 meses, que tiene como objetivo retener el talento en España.

"Es bueno para mí, que tengo que vivir, comer y pagar el alquiler, pero también para el equipo porque permite liberar fondos que provienen de fuentes públicas o que vienen de donaciones", explica a Efe.

Reconoce que lo habitual es que, cuando uno acaba el doctorado, emigre al extranjero porque la investigación en España está "infradotada" y apuesta por cambiar el chip y considerar la labor investigadora algo "fundamental como la educación o la sanidad" y "no una inversión que se hace cuando va todo bien".

El problema, añade, es que "no hay una financiación estable". "En otros países hay una financiación de base", lamenta, por lo que cree que, en estos momentos, el mecenazgo ayuda mucho, y aboga por que las empresas inviertan en investigación porque "es invertir en mejoras que van a crear riqueza en el futuro".

"La inversión privada en I+D+i en España también es muy baja en comparación con otros países que son potencias tecnológicas", incide.

Pese a su edad, Alonso tiene una intensa trayectoria, y si tuviera que dar un consejo a quien arranca en la investigación, recomendaría "no rendirse porque es una carrera de fondo con muchos obstáculos" y "en un ambiente competitivo".

"Hay que aprender a perseverar, uno se vuelve muy resiliente. Hay que aprender a tolerar los reveses que van viniendo. La investigación es trabajo y hobby, te tiene que encantar. Si te encanta, no te rindas. Busca oportunidades, que las hay", asegura.

A su juicio, es importante que el país apueste por la investigación "porque es la única manera de mejorar". "No podemos perder a gente interesada y capaz de esforzarse, que en España hay mucha", insiste.

Alonso, que pertenece a la Federación de Jóvenes Investigadores Precarios para reclamar una financiación adecuada de los contratos investigadores, afirma que hay muchos profesionales que no pueden permitirse estar en paro o sin cobrar, como suele ocurrir desde que se acaba un proyecto y empieza otro

"Pongo en una balanza y, aunque siento que lo que hago es importante, igual no me lo puedo permitir. No es justo que, siendo bueno y teniendo ganas e ilusión por trabajar, no pueda hacerlo", dice esta científica.

Los bajos salarios en el sector público en comparación con el sector privado también animan a muchos a cambiar de aires, apunta. "Parece que está feo decirlo, pero a veces una persona con una titulación como la mía se plantea que en una empresa le van a pagar muchísimo más o incluso en otros sectores dentro de lo público, sin hablar de quienes están en el extranjero", explica.

La joven investigadora espera que las modificaciones que se están planteando para Ley de Ciencia, sobre todo las que buscan una mayor financiación de la investigación y una retribución adecuada para los profesionales, se concreten y se pongan en práctica porque "del dicho al hecho hay un trecho".

En Cantabria, valora, "hay mucha investigación para lo pequeña que es la comunidad, que apuesta por ello".

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