Muchos artistas aseguran poner su sangre, sudor y lágrimas en su trabajo, pero Vincent Castiglia lo hace literalmente: pinta con su propia sangre.
El pintor neoyorquino tiene una nueva exposición, 'Resurrection', en el barrio del Soho de Manhattan que se inauguró el jueves y podrá verse durante el mes de octubre.
En ella se muestran bastantes de las pinturas de Castiglia de los últimos 10 años, todas ellas creadas con su sangre.
Castiglia, de 30 años, dijo en una entrevista esta semana que sus primeros experimentos con este medio fueron impulsados por "la necesidad de conectar con mi trabajo al más íntimo nivel".
La sangre humana contiene óxido de hierro, explicó, un pigmento que se halla en muchas pinturas tradicionales y que surge de forma natural en el mineral de hierro y en el óxido común.
La reacción del público en el pasado ha sido abrumadoramente positiva, dijo, pero no descartó que algunas personas pudieran encontrar su opción escalofriante o ingeniosa.
"Mi respuesta sería que realmente echaran un vistazo al contenido del trabajo, que eclipsa de qué está hecho, creo", dijo. "Para que algo fuera escalofriante, realmente tendría que carecer de sustancia".
Su proceso incluye hacer un boceto preliminar y extraer la suficiente "pintura" en la privacidad de su estudio. Después saca sus brochas para pintar imágenes surrealistas de tono ocre, que normalmente muestran cuerpos humanos en alguna etapa de descomposición con fondos abstractos.
Acabar una de sus pinturas más grandes y detalladas puede costarle más de tres meses, y alcanzan precios que van desde los 950 dólares (730 euros) hasta los 26.000 dólares (unos 20.000 euros).