—¿Porqué una madrileña acaba en Cádiz estudiando Ciencias del Mar?
—Puede parecer algo extraño, pero siempre he sabido que me gustaba la mar, aunque pocas veces lo tuviera cerca, y por ello decidí prepararme para poder dedicarme profesionalmente al estudio del mar.
—¿Porqué Tarifa? y ¿porqué los cetáceos?
—Vino todo ligado, mientras que estaba estudiando se me presentó la oportunidad de hacer un voluntariado de avistamiento desde tierra de rorcuales comunes en invierno, con Circe, fue una experiencia increíble, a la cual me enganché muy rápido y de voluntariado en voluntariado al final acabe trasladándome aquí a Tarifa para dedicarme a los cetáceos.
—¿Qué tiene la orca que no tengan las demás especies para decidirse a estudiarla?
—Son animales extremadamente inteligentes han sido capaces de adaptarse a las nuevas circunstancias que les hemos impuesto, como aprender a interaccionar con los pescadores de palangre del Estrecho de Gibraltar quitándoles las capturas cuando la están subiendo a superficie. Tienen unos lazos familiares tan fuertes que llegan a estar toda su vida juntas, en la misma familia. Me encanta verlas cazar, con estrategias tan complejas que aún a día de hoy todavía hay algunos aspectos que no conocemos. Además el hecho de que sean más esquivas que otros cetáceos las hace más difíciles de estudiar en ciertos aspectos, con lo que día a día hay que enfrentarse a nuevos retos, y eso lo hace un trabajo siempre interesante y estimulante.
—¿Cómo ve la relación entre las orcas y los pescadores?
—Parto de la base de que esta interacción es positiva para las orcas, ya que les permite un superávit de energía que les permite poder sacar adelante a sus nuevas crías. De hecho se ha podido ver que en estos últimos años que esta interacción no era tan fuerte, porque los pescadores no tenían ya cuota a esas alturas del año, sus crías no han sobrevivido a su primer año de vida.
—¿Las orcas cazan también?
—Si también cazan activamente, no viven solo de esta interacción, donde es más espectacular verlas cazar es en la Ensenada de Barbate, en los meses de primavera, donde el agua es menos profunda, no tienen que sumergirse tanto para perseguirlos y por lo tanto las persecuciones que les hacen a los atunes, se pueden ver con claridad desde la superficie. Esta técnica consiste en que patrullan la zona en silencio, a la espera de que algún banco de atunes pase cerca, escuchando los sonidos de su desplazamiento por el agua, cuando alguna de las orcas detecta un atún lo persiguen durante unos treinta minutos, a altas velocidades, hasta que agotan al atún, éste entra en colapso paralizado por el sobreesfuerzo y son capaces de cogerlo.
—¿Qué conocimientos existen actualmente sobre la orca a nivel global?
—A nivel global se conocen muchos aspectos generales de su biología, pero se está viendo que estos dependen mucho de las distintas poblaciones de orcas, ya que viven en todos océanos del mundo y cada población se ha especializado en los distintos tipos de presas disponibles y a las condiciones del medio en el que se encuentran. De hecho a día de hoy se están realizando estudios para ver si en realidad existe más de una especie de orcas.
—¿Cree que la situación del atún rojo está en serio declive?
—Creo que el ICCAT está haciendo un gran trabajo, que es el organismo que regula las cuotas de pesca del atún rojo, pero quizás en el caso del Estrecho de Gibraltar se debería hacer un mayor esfuerzo, para que cierta parte de esta cuota se dedique a la pesca de palangre, que tanto favorece a esta población de orcas. Hay que seguir estudiando el estado de la población de atún rojo del Atlántico Oriental.
—¿Cuál es la situación de la orca del Estrecho actualmente? ¿cuántas hay?
—Actualmente se han identificado en total unos 47 individuos, en los que se incluye también a los individuos que han muerto, con lo que en total tenemos unos 39 animales, que comparado con otras poblaciones de orcas del mundo es muy bajo. Además hemos comparado nuestros catálogos de individuos con aquellos de poblaciones de orcas del Atlántico contiguo, y no se han encontrado en ninguna parte.
—¿Qué se conoce de las orcas durante el invierno?
—Conocemos muy poco de su actividad durante el invierno, tenemos algunos avistamientos esparcidos durante ésta época, pero también es normal, al tener en cuenta que durante el invierno las condiciones climatológicas son más adversas, y nos es más difícil poder salir al mar
—¿Cómo se lleva el ser científico actualmente y trabajar con cetáceos?
—Es un trabajo muy gratificante, porque cada día en el mar es como una nueva aventura, pero la verdad que la situación no es la mejor, la financiación de proyectos de estudio de especies no comerciales como son los cetáceos, es muy poca, ya que en principio no reportan ningún beneficio económico importante, como para que suponga una necesidad su estudio. Con lo cual, mucha parte de nuestro trabajo supone la búsqueda de financiación, y en algunos casos tenemos que buscar otros trabajos para subsistir.
—¿Cómo se ve desde el punto de vista científico el avistamiento de cetáceos?
—Supone una importante plataforma para la educación ambiental del público en general, ya que si no conoces una cosa, no quieres protegerla. Pero todo ello tiene que estar regulado, como es el caso de España, pero también hay que hacer que se cumpla, y estudiar cada caso para que se amolde a las necesidades de los cetáceos, ya que puede haber zonas que son realmente importante para los cetáceos, donde realizar actividades necesarias para su supervivencia, y la presencia de muchos barcos a su alrededor puede provocar el cese de esta actividad, o su menor eficiencia.