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Vuelta al infierno deportivo doce temporadas después

Los problemas institucionales han salpicado la etapa deportiva más gloriosa del club

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  • La cara de Niño, un poema. -

Dos goles de José María Mena frente al Toledo en junio de 2001 llevaron al Xerez a la Segunda División, categoría que había abandonado prematuramente en la temporada 1997/98. Se había caracterizado la entidad azulina por ser un equipo ascensor. Ascendía y descendía, exceptuando dos ciclos de cinco campañas consecutivas en Segunda, como fueron a comienzos de los 50 (53/54m 54/55, 55/56, 56/57 y 57/58) y a mediados de los años 80  (86/87 a 90/91), pero en la 200/2001 conseguiría un ascenso que le ha mantenido no solo doce temporadas consecutivas en la Liga de Fútbol Profesional sino que, incluso, por vez primera en su historia acarició la Primera División en el curso 2009/10. De Primera a Segunda División B en apenas tres temporadas.
Lo del sábado, con el descenso matemático, fue una muerte anunciada. Era cuestión de tiempo. Un equipo que lleva la friolera de veinticinco partidos sin ganar y que de los últimos setenta y cinco puntos únicamente ha sumado siete es lógico que, a falta de cinco jornadas para finalizar la competición, ya se encuentre en el abismo de la Segunda División B que, visto como está la situación institucional, sería el mal menor ya que negros nubarrones se ciernen sobre la sociedad, bien con la posibilidad de disolución, bien con la de descender por impagos a la plantilla a la Tercera División.
Lo que está claro es que la andadura más importante del Xerez a nivel deportivo, su década prodigiosa, ha estado salpicada siempre por múltiples problemas institucionales. De hecho, si se ha bajado en una crisis galopante que amenaza con hacer desaparecer al club, el ascenso ante el Toledo no fue menos traumático ya que los jugadores, durante la liguilla de ascenso, estuvieron vendiendo entradas para poder llevar dinero a sus casas, el distanciamiento entre el máximo accionista de entonces, sin haber pagado un solo euro, Luis Oliver y el Ayuntamiento, entonces presidido por Pedro Pacheco, alcanzó cotas tan inimaginables que el equipo terminó regresando a la nueva categoría jugando en El Palmar de Sanlúcar. Luego llegarían los impagos de Gil Silgado y la aparición de los jugadores en Interviú y, posteriormente, la llegada de Morales y hasta la aparición de Francisco Garrido que con cerca de dos millones de euros salvó al equipo del descenso administrativo en julio de 2008, en la antesala de la temporada del histórico ascenso a Primera.
Ahora, el equipo vuelve, doce años después, al infierno. 
 

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