Ese fue el momento más duro para muchos de los veintitrés agentes, todos ellos del Grupo de Acción Rápida (GAR), como Enrique, un guardia civil asturiano, destinado en La Rioja hace más de 20 años, para el que la misión ha sido “dura”, no sólo por la lejanía del hogar, ni porque no conociera la duración de la misma, sino “por las condiciones tan malas en las que estaba el país”.
“El trabajar con la miseria ha sido duro, pero no hay nada comparable emocionalmente como la pérdida de los cuatro compañeros militares; es lo más duro que ha pasado a nivel personal”, comenta el guardia civil que forma parte de este contingente.
Algunos de los agentes ayudaron a rescatar los cuatro militares muertos tras sufrir un accidente el helicóptero de la Armada española en el que se desplazaban por una zona montañosa de la frontera de Haití con la República Dominicana el pasado 16 de abril.
Unos momentos trágicos que contrastan con los vividos con la victoria de la selección española en el mundial de fútbol: “Se vive con más ilusión y alegría al estar fuera de casa”, comenta Enrique, quien también recuerda con una sonrisa algunas “alegrías diarias”, cuando ayudaban a la gente “a quitar a los malos de allí.”