El caso de la mujer, de unos 40 años, ha sido ventilado en un tribunal del distrito de Haifa, que ayer dio su venia a que ella use el semen congelado que el joven había dejado en un hospital poco antes de someterse a un tratamiento de quimioterapia, temiendo quedar estéril.
La muerte del joven, que cumplía el servicio militar obligatorio, dejó sin descendencia a sus padres, por lo que estos vieron en el ofrecimiento de la mujer la oportunidad de tener nietos y firmaron con ella un acuerdo.
Los servicio sociales del Estado dieron su aprobación al documento firmado por las partes, cada uno por su propio interés, pero otros organismos prohibieron la entrega de los espermatozoides por razones éticas, religiosas y legales.
El fiscal general del Estado alegó que la voluntaria no tenía ningún estatus legal como pareja o esposa del fallecido, ni lo conocía.